domingo, 31 de octubre de 2010

El taxista suicida

Con ganas de ir al salón a plancharme el pelo, paré el primer taxi que me encontré, ahí por la UCR, cerca del café Kracovia.

El señor primero me dio ternurita porque le dije que me llevara a Plaza del Sol y puso cara de bateado. Le dije: "No se preocupe yo lo voy guiando".

Primero todo bien, le dije por dónde, fuimos a dar por Muñoz & Nanne.

Al rato veo que abre la puerta como para tirarse del carro.

Me le quedo viendo con esta cara de: "Ajá! qué le sucede".

Y el otro me dice: "Vea muchacha, no crea que me voy a suicidar ni nada por el estilo".

Mientras yo con mi cara de WTF!!, qué tranquilizante venir con usted señor!!!.

- Es que abro la puerta porque necesito aire y la ventana no me baja.

Y yo pensando: o puede abrir las otras tres ventanas.

Cucú!!!

Mis taxistas son únicos

lunes, 4 de octubre de 2010

"Hoy sí nos vamos por donde usted quiere"


Me he propuesto madrugar, para no pagar más taxis... pero bueno, siempre me pasa que por querer dormir un poco más, tengo que disponer del dichoso servicio. La semana pasada fue así.

En la mañana hacía frío, me bajé en San Pedro y ni un condenado carro rojo aparecía. Me paré en la esquina del parque, frente a la Municipalidad, apareció el 38x, un señor de boina que en principio parecía simpático y respetuoso.

Lo que no vi venir es que también era terco y "creativo". A Tibás, al periódico.

-¿Por dónde nos vamos?

- Por la pista, dije yo, señalando de la Fuente de la Hispanidad para arriba. Cuando me di cuenta me llevaba por el Mall San Pedro, para abajo, como quien va a San José.

-Señor, por acá no, por allá.

- Es que yo tengo una ruta...

- Pues yo prefiero irme por la de siempre, además me urge llegar.

- ¿Usted sabe que esa ruta por donde se va usted es más larga? ¿Cuánto le cobran?

¡Qué cuento!

Voy yo de sapa y le digo: 3.ooo.

Luego de un estira y encoge logro que el tipo me lleve por la Rotonda de la Bandera hacia Calle Blancos y luego a Tibás.

Cuando me bajo, me dice: "Vea muchacha disculpe la 'equivocación'", con lo que hasta después reconocí como tono sarcástico y además por ahí se llama circunvalación, me dijo.

Hasta que me bajé del carro me di cuenta lo que acababa de pasar, qué tipo odioso, le dije a mi mamá cuando le conté.

- Nunca se vuelva a montar con él.
- Ay mami, es imposible que lo vuelva a ver.

Pues no era tan imposible, dos mañanas después me bajé en San Pedro de nuevo para tomar taxi y ahí estaba, haciendo fila de primero. ¿A La Nación verdad? me dijo con una gran sonrisota.

Yo por dentro #nopuedeser y para terminar de rematarla me dice el descarado: "Hoy sí nos vamos por donde usted quiere".

A bueno, menos mal pensé. ¡PLOP!