miércoles, 22 de septiembre de 2010

Taxista y ¿soldado?


Para debatir la teoría de Ricbonco de que la que atrae a los taxistas locos soy yo, paso a compartir una historia increíble que me contaron hoy, cuando venía para la casa.

Una compañera de trabajo me hizo ride y me contó de un taxista necio que le decía que él fue a la guerra, la de Estados Unidos. Ella le decía "ah sí", sin afán de entablar una conversación.

Y para combatir la incredulidad el taxista le dijo ¿usted no me cree verdad?, ella: no he dicho nada, sí le creo.

Pero las palabras no fueron suficientes, el señor le decía: "y además fui experto en armas". Y ella "ujum".

Como no le creía y era muy evidente, el señor seguro pensó que para muestra un botón. Y le fue sacando "aquel chunche", un arma. Sí un arma. ¿Lo pueden creer?.

"Pero tóquela", le insistía y ella asombrada: "¿Pero está cargada?" y el otro todo orgulloso: "Sí".

Echando mano del viejo truco de la llamada en el celular, ella se hizo la que le habían cambiado los planes y le dijo señor, qué pena, pero voy a tener que bajarme por aquí.

Y él muy simpático le dice: "Yo creo que usted se asustó".

Perceptivo el hombre...

Foto: everystockphoto.com

3 comentarios:

ricbonco dijo...

Jajaja.

Mon, tenés historias buenísimas, pero esa de tu amiga está increíble. Sin embargo vos tenés algo que ella no tiene: CONSISTENCIA.

Saludos :)

Jonathan dijo...

Historias de la vida real.

Es extraño pero los taxistas tienen la costumbre de hablarle siempre a uno. Del clima, del partido de ayer (o la voladera de golpes del domingo), de alza de los precios de la canasta básica, en fin. Yo generalmente les sigo la corriente pero hay días que sinceramente no quiero decir ni una sola palabra, tal vez uno anda muy encimismado o estresado en fin, un poco de mala gana digamos, y uno no sabe que hacer con el taxista que le sigue comentando cosas a las cuales no se les está prestando atención. Y posiblemente, con tal de hacer conversación podrían decir cualquier cosa.

Una amiga cercana hace dos años viajaba en taxi hacia su casa en algún lugar de Escazú, cuando de pronto el señor taxista, avanzado en edad, le dijo que se estaba orinando. La muchacha asustada observó como el tipo sacó su "arma cargada" y austada le pidió que parara el taxi inmediatamente (ya estaba muy cerca de la casa de ella por dicha) y el tipo empezó a orinar en una botella de agua que tenía al lado. Ella le tiró el dinero y salió corriendo.
:S

Saludos,

monzith dijo...

Por Dios, la gente está loca y los taxistas más. No entiendo qué pasa.

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